Fernando Pessoa: Textos sobre la génesis de los heterónimos. Antología poética

Génesis de los heterónimos. Antología poética.


"No sé quien soy, qué alma tengo.
Cuando hablo con sinceridad, no sé, con sinceridad, qué digo. Soy cambiantemente otro distinto a un yo que no sé si existe (si es esos otros).
Siento creencias que no tengo. Me arrastran ansias que repudio. A mi perpetua atención sobre mí, continuamente surgen traiciones al alma de un carácter que tal vez no tenga, ni ella juzgue que yo tengo.
Así como el panteísta se siente árbol y hasta la flor, yo me siento varios seres. Me siento vivir vidas ajenas, en mí, incompletamente, como si mi ser participase de todos los hombres, incompleto en cada uno, por medio de una suma de no-yoes sintetizados en uno postizo."





carta astral de caeiro
La obra de Fernando Pessoa y sus múltiples heterónimos consiste en un sistema literario completo. Es una serie de autores, cada uno con una vida, un estilo y una obra propia, totalmente reconocible, que no sólo se diferencian entre sí, sino que se influyen mutuamente. A este diálogo a través de la obra de distintas voces poéticas, Pessoa lo llamó «poesía dramática». 
Cabe aclarar que la obra de Pessoa no sólo está compuesta por sus heterónimos poéticos. Hay toda una serie de narradores, filósofos, críticos, traductores que la complementan, los cuales escriben en portugués, en inglés o en francés según les corresponda. 

En la presente edición hemos intentado acercarle un poco al lector la complejidad y riqueza de este universo literario. 
La primer parte está formada por la «Carta de la génesis de los heterónimos», dirigida a Casais Monteiro en 1935, más un esbozo no enviado de la misma y un texto, de 1914, donde explica en qué consiste esta «poesía dramática».
La segunda parte es una antología de los principales heterónimos poéticos: Alberto Caeiro y sus discípulos, incluido el propio Pessoa; más su heterónimo inglés más importante: Alexandre Search. Cada heterónimo está acompañado de su biografía y la edición bilingüe de los poemas.
Hemos utilizado a modo de separadores fragmentos de sus Diarios y Textos de autoconocimiento. 
Como cierre incorporamos un listado de sus principales heterónimos con sus vínculos y relaciones. Para más información sobre los mismos se recomienda consultar el libro de Teresa Rita López, Pessoa por conocer.

En los siguientes links, algunos poemas de los heterónimos:
Alberto Caeiro
Álvaro de Campos
Ricardo Reis
Alexandre Search
Fernando Pessoa


«¿Finjo? No finjo. Si quisiera fingir, ¿para qué escribiría esto? Estas cosas pasaron, lo garantizo; dónde pasaron, no lo sé; pero fue como pasa cualquier cosa en este mundo, en casas reales cuyas ventanas se abren sobre paisajes que realmente se ven. Nunca estuve allí —¿pero acaso soy yo quien escribe?
En su vida práctica están llenos de cosas imposibles y que nunca podrían haber sucedido; en su vida sentimental, doméstica o propia, están llenos de emociones que nunca sintieron en este mundo; ¿acaso hay realidades tan presentes como estas que tal vez juzguen indefinitivas? Ah, las sombras son ustedes y sus sensaciones. La realidad, siendo verdadera, es así como estos la escribieron y como estos, que la escribieron, fueron.


No me digan que soy medium de espíritus extraños a la tierra. Con la tierra me quedo y con su ámbito azul. El horizonte incluí de cuanto yo incluyo. El resto son malos sueños que cada uno tiene consigo mismo.»

«Tuve siempre, desde niño, la necesidad de incrementar el mundo con personalidades ficticias, sueños míos rigurosamente construidos, vistos con claridad fotográfica, comprendidos por dentro en sus almas. No tenía más que cinco años y, niño aislado que no deseaba otra cosa que estar así, ya me acompañaban algunas figuras de mi sueño —un capitán Thibeaut, un Chevalier de Pas— y otros que ya he olvidado y cuyo olvido, como el recu
erdo imperfecto de estos dos, es una de las grandes saudades de mi vida.
Esto parece simplemente aquella imaginación infantil que se entretiene dándole vida a muñecos y muñecas. Era sin embargo más: no precisaba de muñecas para concebir intensamente esas figuras. Claras y visibles en mi sueño constante, exactas realidades humanas para mí, cualquier muñeco sería irreal. Ellos eran gente.
Más allá de esto, esta tendencia no pasó con la infancia, se desenvolvió en la adolescencia, se radicó con su crecimiento y, finalmente, se volvió una forma natural de mí espíritu. Hoy ya carezco de personalidad: cuanto haya en mí de humano, lo dividí entre los varios autores de cuya obra he sido el ejecutante. Hoy soy el punto de reunión de una pequeña humanidad únicamente mía.»





Fernando Pessoa
Fernando Antonio Nogueira Pessoa nace en Lisboa el 13 de junio de 1888. A los cinco años muere su padre. La madre vuelve a casarse trasladándose a Durban, Sudáfrica, donde recibe una educación inglesa. Poeta bilingüe, la influencia sajona será constante en su pensamiento y su obra. En 1905, cuando está a punto de ingresar a la Universidad del Cabo, regresa a Portugal. En 1907 abandona la facultad de letras de Lisboa e instala una tipográfica que fracasa. Empieza a trabajar como corresponsal extranjero, redactor de cartas comerciales en inglés y francés, trabajo discreto que sostendrá durante toda su vida y en el que ocupa el menor tiempo posible. Todo su interés estará centrado en su escritura y en el desarrollo de sus heterónimos, además de una cierta curiosidad por los misterios del ocultismo y la masonería.  Fue un hombre solitario pero no aislado, siempre buscó incidir en el mundo literario de las letras portuguesas. Mantuvo un vínculo cercano con unos pocos amigos, que veía en los cafés, y ninguna relación amorosa.  Gustaba de beber solo en las tabernas. Desde que vuelve a  Lisboa, a los 17 años de edad, no vuelve a salir de ella. Allí muere el 30 de noviembre de 1935, a los 47 años de edad.

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